Pocos minutos después el autobús llegó. Josef tuvo que salir de su ensimismamiento de una manera imprevista, casi violenta, por el modo en que el camión frenó frente a él. Ya eran las 19:00. Abordó, no sin antes preguntarle al chofer acerca de la ruta para estar completamente seguro que llegaría a donde quería ir. A esa hora el transporte siempre estaba lleno; inusualmente, hoy no lo estaba. Ciertamente casi todos los asientos estaban ya ocupados y no había nadie de pie con excepción de él. “Lleno” para esa ruta en particular básicamente podría considerarse... (Comprar para continuar leyendo)
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